Aunque a menudo se tiene la percepción de que sólo existe una sola medicina china, la realidad es más compleja. Hasta los años 1950, en China existían varios modelos médicos. A grandes rasgos, podemos hablar de los modelos basados ​​en la ortodoxia de los clásicos, divididos a su vez en diversas tradiciones o linajes; y los basados ​​en la tradición popular, de carácter religioso o no.

Con la llegada al poder del Partido Comunista en 1949, estas medicinas fueron consideradas antiguas y contra-revolucionarias. Así que, durante la década siguiente, empezó a diseñarse lo que hoy conocemos como Medicina Tradicional China, un nuevo paradigma médico que se convirtió en el oficial y que, como tal, ha llegado hasta nuestros días. Este modelo, aunque sólo sea formalmente, conserva cierta parte teórica basada en la tradición, poco relevante y simplificada; mientras que incorpora una parte cada vez más importante de metodologías y conceptos propios de la ciencia moderna. Es el tipo de medicina tradicional que actualmente se estudia en las Universidades chinas.

Paralelamente a todo esto, desde hace unos años se está viviendo un resurgimiento de lo que se ha dado en llamar Medicina China Clásica. Se trata del tipo de práctica basada en las ideas y modelos previos a la modernización de los años 1950 y fundamentada plenamente en los grandes clásicos y el pensamiento y la cosmología tradicionales. El hecho de que se trate de un paradigma no homogéneo, sino dividido en escuelas de pensamiento y apellidos que ponen el énfasis en diferentes aspectos teóricos de la tradición, la convierte en una medicina compleja, pero también extremadamente rica y flexible a la vez de ser aplicada.

Además de estos dos grandes modelos, siguen existiendo todavía, en China y en los lugares de la diáspora china, multitud de tradiciones médicas de cariz popular o religioso practicadas a menudo por personas sin formación especializada.